Viendo un canal de cable me reencontré con esta canción “Never Ending Story” (Limah) que provocó en mi mente un flashback alucinante, que pensé “merecía algunas palabras” aquí en el blog. Una melodía que revive los recuerdos de esos ayeres infantiles e ingenuos, pero también mágicos y soñadores, de aquellos que crecimos en los 80s.
En aquella época, ajenos al internet, celulares y TV por cable, nuestro pasatiempo favorito era usar nuestra imaginación para reírnos, para divertirnos, para creer en algo o simplemente para pasar el rato. Y al escuchar esta canción, no pude evitar recordar esa maravillosa película de mi etapa boba de niño bueno “La Historia Sin Fin” (The Never Ending Story), que representa de manera muy bien lograda, lo que más hacíamos los niños: crear fantasías y soñar. Cosas de infantes antiguos, que alimentaban su mente desconectados de La Matrix en la cual vivimos ahora.
La historia ocurre en el reino de Fantasía, un mundo amenazado de ser destruido por La Nada (que representaba la falta de imaginación porque los humanos han dejado de crear historias: ya no sueñan). Atreyu, un osado joven guerrero luchará contra La Nada para proteger el reino de la hermosa Emperatriz, pero necesitarán un poco de ayuda del mundo real. Es ahí donde entra en la historia Bastian, un niño fascinado por la literatura y los libros, que al entrar a una misteriosa librería toma prestado un libro y se dedica a leerlo, escondido en el desván de su colegio. A mitad del libro, se vuelve un personaje de La Historia Sin Fin, ya que su destino no era sólo leer, sino formar parte de sus propias historias. Y es así como Bastian, junto a curiosos personajes como el gigante de piedra y el dragón blanco, se sumerge en una aventura sin igual.
El mensaje final que dejaría la película es perseguir tus sueños para encontrar lo que realmente se quiere de la vida y alcanzar la “Verdadera Voluntad”. Tarea para nada sencilla. Según Nietzsche, el símbolo de la verdadera voluntad, despojada de trabas, es un niño: como Bastian. Pero innumerables obstáculos se interponen en la búsqueda de esta. Y al hacer lo que no se quiere de verdad, se cae cada vez más profundamente en la perdición. “Alcanza las estrellas. Vuela una fantasía. Sueña un sueño. Y lo que verás será”. Creo que esta frase, que es parte de la banda sonora, resume claramente la esencia del mensaje: No dejen de soñar nunca.
Bastian y Falkor, el dragón blanco |
7:59 p. m.